Ley de paternidad:
Para corregir un yerro inexcusable
Luis
Roxero Bixby
Diario La Nación (Costa Rica), 20-III-2001
Un derecho fundamental de todo niño es saber quién es su papá. El informante
más calificado de ello es, obviamente, la mamá. El Estado puede y debe
preguntarle a la madre quién es el progenitor de todo recién nacido y
documentar esa información. El Estado costarricense ha incumplido groseramente
esta obligación al permitir que casi uno de cada tres recién nacidos se
inscriba sin un padre ante la ley. Si la Sala Cuarta no sale con uno de sus
domingos sietes, esta grave omisión se corregirá en breve con la aprobación
de la Ley de Paternidad Responsable.
[*]
Para el Día del Padre de 1997 publiqué un artículo en La Nación dando cuenta
de la explosión de padres desconocidos en el país y la necesidad de intervención
del Estado. Quiero hacerme la ilusión de que existe cierta relación entre ese
artículo y la ley que está a punto aprobarse.
Tres cosas me llamaron la atención en los reportajes, estudios y debates que
siguieron a ese artículo: (1) la negación generalizada de la existencia del
problema, (2) las excusas y circunstancias poco claras que llevan a que miles de
niños queden sin padre en la boleta de nacimiento, y (3) ciertas reacciones
adversas a una posible intervención del Estado.
Sin padre en casa. Directores de hospital me han dicho que en su
institución no hay nacimientos de padre desconocido, mientras las estadísticas
indican todo lo contrario. Más aún, muchas madres (alrededor de la mitad, según
una encuesta nacional) no se percatan, o niegan, de que sus hijos fueron
inscritos sin padre. Hay quienes sostienen que en la mayoría de los casos el
reconocimiento ocurre más tarde en el Registro Civil, pese a que no hay datos
que lo prueben y que, por el contrario, encuestas de hogares muestran que más
de la cuarta parte de los menores en Costa Rica crece sin un padre en el hogar.
En cuanto al punto (2), pareciera que el problema ocurre, como diría el Chavo
del Ocho, sin querer queriendo. En dos de cada tres casos, la nueva mamá sale
del hospital convencida de que el padre honrará su promesa de reconocer al
chiquito o irá a firmar los papeles, o no le ha pedido el reconocimiento
"para no obligarlo". ¡Oh inocencia! Solamente en algo más del 10 por
ciento de los casos el padre, o su familia, se niega explícitamente al
reconocimiento o lo hace implícitamente poniendo pies en polvorosa. Estos
porcentajes reflejan lo que muchos consideran rasgos típicos del carácter
tangencial del tico.
Según varios estudios, entre el 10 por ciento y el 20 por ciento de los casos
no registran el nombre del padre porque la madre no quiere saber nada de él.
Son los casos de mujeres de armas tomar, así como de las víctimas de violencia
y abuso. Algunos grupos feministas se oponen a la intervención del Estado por
el temor de que a estas mujeres se las ponga en una situación indeseable con el
padre del chiquito (piénsese, por ejemplo, en la víctima de una violación).
La nueva ley otorga a la madre la facultad de no declarar quién es el padre.
Paranoicos opositores. Otra fuente de oposición es la de paranoicos que
creen que con esta ley muchas madres inescrupulosas atribuirán falsamente la
paternidad de sus hijos al vecino o a personajes famosos. Pronostican que los
tribunales y los laboratorios de la CCSS
[Caja Costarricense de
Seguro Social] se
asfixiarán con la avalancha de acusaciones falsas de paternidad. Tal pronóstico
es infundado y un insulto a la decencia fundamental de las personas. Aunque habrá
una que otra atribución falsa de paternidad, ya veremos que éstas son una rarísima
excepción, cuyo daño se corrige con procedimientos científicos bien
establecidos, tal y como lo prevé la misma ley.
Lo que sí puede aumentar substancialmente con esta ley es la cantidad de
demandas de pensiones alimentarias en los tribunales. Ello pondrá en evidencia
una de las lacras de la situación actual en la que miles de madres están
imposibilitadas de hacer estas demandas porque sus hijos no fueron reconocidos
en su oportunidad.
Otra consecuencia de hacerles rendir cuentas a los casanovas criollos será una
mayor participación del hombre a la hora de tomar precauciones y usar
anticonceptivos, asuntos que a menudo se ven como cosa exclusiva de mujeres. Si
estos hombres actúan con un mínimo de racionalidad, es de esperarse cierta
disminución en la natalidad, que no dejará de alegrarnos a quienes nos
preocupa el crecimiento poblacional, especialmente el que se origina en
embarazos no deseados.
Fuente: http://www.nacion.co.cr/ln_ee/2001/marzo/20/opinion4.html
Documento preliminar del Proyecto de Ley de Paternidad Responsable (febrero
2001), aprobado en primer debate: http://www.nacion.co.cr/ln_ee/ESPECIALES/leyes/proyectos/paternidad.html
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