LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

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LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES ES UNA EXPRESION DELA RELACION DE DESIGUALDAD ENTRE HOMBRES Y MUJERES

http://www.aragob.es/pre/iam/malostra/memohombre2.html 

Es una violencia basada en la superioridad de un sexo sobre otro; de los hombres sobre las mujeres. Afecta a toda la organización de nuestra sociedad y, por tanto, los actos violentos debemos analizarlos dentro de un contexto social. A este tipo de violencia se la denomina VIOLENCIA DE GENERO.

El proceso de socialización a través del cual las personas asumimos reglas y normas de comportamiento se produce, fundamentalmente en dos ámbitos: la familia y la escuela. En el proceso de socialización intervienen, además, las instituciones políticas, religiosas y administrativas, así como el medio laboral.

Con estos mecanismos la sociedad presiona para que las personas pensemos y actuemos de forma diferente según seamos mujeres u hombres. Es decir, se espera que ejerzamos nuestro rol sexual de manera "adecuada". No hacerlo, supone romper, enfrentarte, cambiar las normas. Pero los costes emocionales: culpa, miedo, inestabilidad... son muy altos y es importante el apoyo grupal para no sentirse sola.

 HOMBRES Y MUJERES ANTE LA VIOLENCIA

Históricamente y en la actualidad, es fácil observar cómo entre las mujeres ha primado más la mediación de la palabra y de la relación que el uso de la fuerza; al mismo tiempo, si prestamos atención a las diferentes situaciones de violencia que se producen cada día a nuestro alrededor y en el mundo, vemos que, en la gran mayoría de los casos, son hombres, jóvenes y niños quienes la ejercen. Vemos también que, con gran frecuencia, esa violencia actúa contra mujeres, jóvenes y niñas.

Esto no es un hecho causal ni una simple anécdota, es producto de una larga tradición en la que lo que se valora en los hombres está unido a la fuerza y a la capacidad de dominar el mundo y, en particular, a las mujeres y, donde también, se considera que el papel de las mujeres es el de cuidar y mantener las bases en las que se asienta ese mundo de corte masculino. Esta tradición, aún hoy y con cierta frecuencia, se trasmite a niños y a niñas a través de los diversos ámbitos educativos.

Por lo tanto, con estas actuaciones algunos hombres pretenden reafirmar un orden social que entiende la relación de los sexos de un modo jerárquico, de forma que considera el sexo masculino superior y más significativo que el femenino y, por tanto, trata de excluir y someter la palabra y el cuerpo de las mujeres a través de la fuerza y la violencia.

Esto no significa que todos los hombres promuevan y ejerzan violencia y estén satisfechos con un orden de cosas que subordina a las mujeres, ni que todas ellas estén en su conjunto sometidas a esta forma de proceder. De hecho, coexisten diversas formas de relación y de ser hombre y mujer en nuestra sociedad que no están fundadas en la violencia.

La violencia está incorporada en la identidad masculina. Desde pequeños los niños aprenden a responder agresivamente y se entrenan en aspectos activos como ganar, luchar, competir, apoderarse, imponer, conquistar, atacar, vencer, etc.

Mientras que las niñas aprenden a ceder, pactar, cooperar, entregar, obedecer, cuidar... aspectos que no llevan al éxito ni al poder y que son considerados socialmente inferiores a los masculinos.

Los hombres han dominado el espacio público y han ejercido también su autoridad en el privado, sobre toda su familia. Este poder ha dado origen a un sistema de jerarquías que se conoce como patriarcado.

Hasta hace pocos años, no se consideraba como un delito la violencia física o psíquica ejercida dentro del ámbito familiar o de pareja, sino como "asuntos privados".

Mientras persista la violencia dentro de la familia se seguirá obligando a miles de mujeres a permanecer en este ambiente familiar de maltrato que puede causarles inseguridad, miedo y, en algunos casos la muerte.

La violencia contra las mujeres no se da únicamente dentro de la pareja. Las mujeres sufrimos violencia también por parte de otros hombres: parientes, jefes y compañeros, vecinos, extraños...

En los conflictos armados torturas, violaciones, persecuciones, encarcelamientos e incluso la muerte son prácticas usuales dirigidas a las mujeres.

Uno de los logros de la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres (Pekín 1995), fue considerar como crímenes de guerra a las violaciones que se producen en estos conflictos.

Hay que señalar el papel que juegan los medios de comunicación reforzando una imagen y un lenguaje marcadamente diferentes para cada uno de los sexos, haciendo aparecer a las niñas en papeles y situaciones de clara desigualdad y subordinación.

La pornografía tiene consecuencias ideológicas y políticas sobre las mujeres. Su forma de entender las relaciones entre los sexos, es profundamente violenta y humillante. El uso y la comercialización del cuerpo y la sexualidad de las mujeres como mercancía disponible en el mercado, utilizable y desechable según los deseos de su dueño, legitima una forma sexista y jerárquica de entender las relaciones entre las personas.

Queda mucho camino todavía para conseguir la igualdad de hecho y eliminar las pautas culturales que provocan por ejemplo, situaciones de violencia contra la mujer.

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